viernes, 29 de marzo de 2013

El cómo mejorar los procesos educativos en Latinoamérica y el Caribe?

    Es justamente la pregunta que deben hacerse los ciudadanos de latinoamérica entera, sobre la base de una nueva propuesta, alejada de la polítiquería que lo embadurna y traspapela todo. Recordando el vox pópuli ´los políticos latinoamericanos no solucionan y aportan nada', y lamentablemente esa es la tónica hasta estos días.

     Pretender creer que el educador lo sabe todo y en sus manos se encuentre la solución a la problemática social, no es verdad. Los docentes, ciertamente somos facilitadores y mediadores de un proceso de enseñanza-aprendizaje independiente del modelo educativo que desde el Estado se proponga. Claro, que es entendible que este Estado o gobierno de turno aquí o en cualquier país latinoamericano pobre (casi todos con la honrosa excepción de Brasil , Costa Rica y Chile) mantiene compromisos con el Fondo Monetario, la Banca internacional ; y son éstos últimos los que mediante las Agencias foráneas, proponen abierta o disimuladamente lo que se tiene queincluir en planes y programas de estudio, los sílabos universitarios y demás pedidos, so pena de no gestionar mas empréstitos a la nación que así solicite.

     Nuestros estuaintes, por su parte viven su propia lucha, casa adentros; esto es la violencia contra ellos, el alcoholismo en sus hogares, la desestructuración de la casa por la migración ultramarina, etc., lo cual erosiona su desarrollo emocional y social.
El tan cacareado Buen vivir o estado de bienestar solo será una utopía, de las tantas que se siguen pregonando. Pero lo que mas procupa a docentes y sociólogos es que 'todo lo que aprende y aprehende el estudiante ya no depende de nuestros salones de clase' (Hugo Cerda 2001); y esa es la gran verdada latinoamericana y caribeña. Solo regresemos a ver al caso de los Maras en Centroamérica, los Latin king en los barrios norteños de México y Ecuador, la arremetida de los medios masivos de información incluido la Internet y el boom pornográfico presente en ella.



     Será justo, entonces, que sean los alumnos que no acaban siquiera su secundaria y  ya están enrolados en las pandillas o asumiendo paternidades y maternidades prematuras. Esto es lo que impide mejorar los procesos educativos en toda Latinoamérica, por lo que se sugiere, replantear nuestros propios programas libres de modelos educativos importados que no hacen sino alienar y extrapolar la realidad social de nuestros pueblos. 
La clave será la detecticón oportuna de esas debilidades y fortalezas curriculares de nuestras escuelas, dejando espacio, mucho espacio para la participación de la comunidad en la comprensión colectiva de los problemas sociales y el arribo a una nueva forma de hacer docencia, es decir, llegando a generar una pedagogía que no solo se dedique a resolver conflictos sino a plantear otros niveles de apropiación del conocimiento.


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